viernes, 16 de octubre de 2009

Cuando la Astronomía y la Paleontología colisionan: El impacto del Índico

Me ha llegado una noticia via "Dinosaur mailing list" y he creído oportuno comentarla... hace tiempo que se habla de un posible segundo impacto a finales del Cretácico, concretamente en el océano Índico. Como sabéis, el "primero" al que hago referencia es el crater de Chicxulub, en Yucatán, México. 

En 1978 el geofísico Glenn Pennfield estaba trabajando para PeMex en la Península de Yucatán, cerca de la costa del Golfo de México. Su equipo de trabajo empleaba datos geofísicos para explorar la ubicación de posibles yacimientos petrolíferos, pero lo que encontró fue un arco subterráneo de extraordinaria simetría en un anillo de 70 kilómetros de diámetro... Más tarde Penfield encontró otro arco, aunque éste se encontraba sobre la península de Yucatán y su punto culminante apuntaba hacia el norte: estos dos arcos conformaban un círculo de 180 kilómetros de diámetro, con su centro muy cerca del pueblo de Chicxulub. Pemex había excavado algunos pozos en la región en 1951 y uno de ellos fue perforado en una densa capa de andesita alrededor de 1,3 kilómetros bajo la superficie, resultado de un intenso calor y la presión ocasionada por un impacto.

En 1980 un grupo de investigadores liderados por el físico Luis Álvarez descubrieron, en las muestras tomadas por todo el mundo de las capas intermedias entre los períodos Cretácico y Terciario de hace 65 millones de años, una concentración de iridio cientos de veces más alta que lo normal. Y claro, las cantidades de iridio son generalmente más altas en asteroides... No obstante, cuando lo propusieron no se había dado a conocer el cráter de Chicxulub... pero una vez se ataron cabos...



A finales de los 90, el paleontólogo índio Sankar Chatterjee se dió de bruces con otra cicatriz en la corteza terrestre: el cráter "Shiva", una estructura en el fondo del océano Índico, al oeste de Bombay. ¿Su edad? ¡Premio! ¡65 millones de años! Por lo tanto, su originación coincide con la extinción masiva del Cretácico-Terciario. Tiene una longitud de unos 600 km y una anchura de unos 400 km, si bien su aspecto ha cambiado mucho desde su formación debido a la expansión del fondo oceánico. Dadas estas dimensiones, debió ser causado por un asteroide o cometa de unos 40 km de diámetro... Cuatro veces mayor de lo estimado para el pedrusco de Chicxulub... Pero espera, ¿otro impacto? Pues resulta que la cicatriz de Shiva es uno de los pilares de una teoría que sostiene que la causa de la extinción del Cretácico-Terciario no fue un solo impacto... ¡fue la fragmentación de un asteroide masivo, cuyos trozos golpearon la Tierra en diferentes lugares! A esta hipótesis se la conoce como la "teoría de los múltiples impactos". Y no es nada descabellado, recordemos que en 1994, el cometa Shoemaker-Levy 9, que había sido atrapado en la órbita de Júpiter, se fracturó en varios pedazos debido a las fuerzas de marea, y terminó chocando contra el gigante...


Pero Shiva no se queda ahi, tiene mucho más en la manga... A finales del Cretácico, lo que hoy conocemos como índia estaba situada en el punto caliente de Reunión. El impactó pudo causar que material incandescente del manto terrestre ascendiese a la superficie, cubriendo grandes superficies de la actual India de lava, creando lo que se conoce como la meseta del Deccán! Señores, las piezas del puzzle encajan...

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